Perro hablador y poco mordedor
Los científicos están experimentando con inteligencia artificial para decodificar e interpretar vocalizaciones de animales como ladridos, gruñidos o aullidos en un lenguaje que los humanos pueden entender
Con Slobodchikoff, profesor de la Northern Arizona University, ha estudiado el comportamiento de los perros durante más de 30 años. Él y sus colegas descubrieron que los perros de las praderas, que en realidad no son perros, sino roedores de América del Norte o ardillas, utilizan «un sistema de comunicación sofisticado que tiene todos los aspectos del lenguaje».
Según Slobodchikoff, los roedores usan «palabras» para diferentes especies de depredadores y pueden describir el color de la ropa en un humano, o las capas de coyotes o perros. El investigador, que fundó una compañía llamada «Zoolingua», parece convencido de que otros animales usan un lenguaje similarmente descifrable. A través de Zoolingua, Slobodchikoff espera lanzar pronto un dispositivo de traducción para perros y gatos.
"A mucha gente le encantaría hablar con su perro o gato o al menos descubrir qué es lo que están tratando de comunicar. Mucha gente habla con sus perros y comparte sus secretos más íntimos. Con los gatos no estoy seguro de lo que tendrían que decir. Muchas veces podría ser simplemente -idiota, sólo aliméntame y déjame en paz-"
Las ardillas son criaturas altamente sociales que se congregan en madrigueras subterráneas llamadas aldeas. Cuando un depredador está cerca de una aldea, por lo general, un coyote o halcón, el primer roedor que lo detecta llama a los vecinos para avisarles. Es una entonación adorable, o muy molesta, según se vea, algo como «chi chi chi chi chi» con una voz alta y chillona.
Los estudios de Slobodchikoff sugieren que lardillas utilizan diferentes llamadas para, por ejemplo, un coyote o un halcón. Además, parecen responder a cada tipo de llamada con comportamientos específicos.
El lenguaje secreto de los animales
A lo largo de los años, los investigadores han registrado cientos de horas de sonidos de ardillas utilizando micrófonos ocultos junto a arbustos y madrigueras.
De vuelta en el laboratorio, una sofisticada inteligencia artificial analiza cada grabación al observar cómo las diferentes frecuencias y armonías se apilan unas encima de las otras. Así es como el equipo finalmente aprendió que las llamadas se pueden agrupar en diferentes grupos y que cada grupo tiene su propio conjunto de frecuencias y tonos.
En otras palabras, parece que las ardillas emplean algún tipo de «lenguaje» específico. Por ejemplo, no sólo dicen «peligro», sino que específicamente se comunican que hay un «humano» o «halcón» o «coyote», términos para los que tienen ciertas llamadas.
El lenguaje parece tan sofisticado que los roedores pueden incluso diferenciar entre coyotes y perros domesticados.
Un experimento fue particularmente impresionante. Slobodchikoff notó que las llamadas de los animales por los humanos exhibían una variación significativa, lo que le hizo preguntarse si los pequeños roedores realmente estaban describiendo a los depredadores, no sólo diferenciando, comunicando algo sobre el humano en particular o el coyote.
Así que los investigadores pidieron a cuatro voluntarios humanos que caminasen a través de una aldea de ardillas con la misma ropa, excepto sus camisas. Cada voluntario tenía que caminar dentro del pueblo cuatro veces, cada vez con una camisa diferente: azul, amarilla, verde y gris.
Los investigadores se sorprendieron al saber cómo se agrupaban las llamadas según el color de la camisa del voluntario. Lo que es más, las llamadas también se agrupaban en función de varias características, como la altura del ser humano.
"Esencialmente decían: 'Aquí viene el humano alto de azul', en vez de 'Aquí viene el humano bajo de amarillo'", dice Slobodchikoff.
Las ardillas también parecen ser capaces de diferenciar entre algunas formas abstractas. En otro experimento, los investigadores erigieron dos torres de madera, cada una colocada al lado de una aldea de ardillas.
Sobre un cable tendido entre las dos torres, el equipo se deslizó a través de recortes de cartón de círculos, cuadrados y triángulos. Las ardillas podían distinguir la diferencia entre un triángulo y un círculo, pero no parecían mencionar nada diferente entre un cuadrado y un círculo
Slobodchikoff dice que se ha mantenido cerca de los perros de las praderas durante tanto tiempo que no necesita una computadora para traducir las llamadas de los roedores; puede distinguir la diferencia entre ciertas llamadas de oído. El científico realmente confía en que, en un futuro próximo, posiblemente dentro de diez años, un dispositivo podrá traducir algunos de los mensajes que transmiten animales, como perros o gatos. Un traductor de mascotas, similar a No More Woof, un dispositivo electrónico que lleva ya unos años en desarrollo.
Sin embargo, no todos están convencidos de que esto sea posible. Juliane Kaminski, psicóloga de la Universidad de Portsmouth, dice que en realidad no podemos describir las formas caninas de comunicación como lenguaje en el sentido científico estricto. Aunque si admite que hay señales de que lo que los perros emiten lo podemos interpretar para aprender cómo se sienten.
Por ejemplo, un movimiento de cola del lado derecho es positivo, mientras que un movimiento hacia la izquierda no es tan positivo. También se sabe que los perros emiten diferentes ladridos y sonidos durante el juego, la agresión o cuando echan de menos a su dueño que se ha ido.
Sin embargo, la perspectiva de aprender lo que piensan nuestras mascotas es ciertamente atractiva. ¿Quién aquí no querría escuchar lo que Rex o Tobi realmente piensan sobre nosotros y todas nuestras extrañas andanzas de humanos? Quizás, algunas cosas sea mejor dejarlas como están y conformarnos con dispositivos y chips de localización de mascotas. Ya vimos en Matrix cómo acababa el «chipeo de idiomas» en el cerebro de Neo.
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